En este Segundo Domingo de Adviento, el Evangelio nos interpela radicalmente: «Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos» (Lc 3, 4).
La “voz que resuena en el desierto” es la de Juan el Bautista, quien llama a la conversión e invita a los fieles a vivir alejados del pecado y preparar el corazón para recibir al Señor Jesús. Esa “voz” nos urge a reconciliarnos con Dios acercándonos al Sacramento de la Reconciliación (confesión)