En un telegrama firmado por el cardenal Pietro Parolin y dirigido al obispo de Goma, el Santo Padre condena el ataque al campo de Mugunga, donde el 3 de mayo dos explosiones mataron a 17 personas, entre ellas mujeres y niños. El Pontífice insta al pueblo congoleño a mantener viva la esperanza y a los actores políticos a trabajar por la paz y la fraternidad.
El Papa Francisco expresa su «dolor» por el «cobarde ataque» perpetrado el pasado 3 de mayo en el campo de desplazados de Mugunga, cerca de Goma, en la República Democrática del Congo, en el que murieron al menos 17 personas e hirieron a más de 35. En un telegrama firmado por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, dirigiéndose al obispo de Goma, monseñor Willy Ngumbi Ngengele, el Pontífice manifiesta su cercanía con «todos aquellos que se han visto afectados por este acto de odio ciego, que ni siquiera ha salvado a muchos niños».
Condena de actos de violencia
El Pontífice asegura su oración por los heridos y las familias que han sufrido pérdidas y ora por las almas de todos aquellos que han perdido la vida. “Condenando una vez más todos los actos de violencia para la resolución de conflictos, violencia de la que los pobres y los más desfavorecidos son siempre las primeras víctimas”, se lee en el telegrama, el Papa Francisco “invita al pueblo congoleño a mantener viva la esperanza e insta a todos actores políticos a trabajar con determinación por la paz y la hermandad».
Las explosiones
El viernes pasado, dos explosiones sacudieron el lugar para desplazados en Mugunga y Lac Vert, cerca de donde el Papa regaló el pozo por su viaje al país en enero de 2023. Miles de personas se refugian allí, huyendo de los combates en la zona circundante entre las fuerzas del gobierno congoleño y los rebeldes del M23. La mayoría de las víctimas son mujeres y niños; otras decenas de personas resultaron gravemente heridas y fueron trasladadas a hospitales de Goma, que ya estaban superpoblados. Las explosiones, cuya naturaleza aún no se ha determinado, causaron daños importantes a los refugios y a la precaria infraestructura del campo.